El proceso de recubrimiento de la chapa fina u hojalata se llama estañado; es utilizado sobre todo para evitar la herrumbre y oxidación.
El uso primario de la hojalata es la fabricación de latas. La demanda de latas de bebidas y alimentos, además de varios otros tipos de contenedores, está creciendo muy rápidamente, dando como resultado un alto incremento de la necesidad de productos de acero recubiertos.
En electro-estañado, el material es circulado (normalmente bobinas de hojalata) a través de un conjunto de celdas –cubas- electrolíticas que contienen una solución salina de una o más sales de estaño. La banda está conectada a un circuito eléctrico de corriente continua, formando el cátodo (negativo) del circuito, mientras que un electrodo típicamente del mismo metal que el recubrimiento (estaño) forma el ánodo (positivo).
Cuando una corriente continua pasa a través del circuito eléctrico formado, los iones del metal en la solución salina son atraídos a la tira o banda, formando una superficie lisa y brillante, que después es calentada brevemente, por encima del punto de fusión de estaño.
Otro proceso complementario al electro-estañado es el cromado de la banda, mediante una fina capa de este metal, conseguida en otro proceso electrolítico, con el objetivo de evitar ennegrecer la superficie debido a la oxidación de la lata.
Hoy en día, debido a una prohibición, que impide el uso del cromo por razones de salud laboral, están siendo utilizados otros tipos de recubrimientos temporales –recubrimientos orgánicos-, con el fin también de prevenir la oxidación y la herrumbre.